Pautas que las bibliotecas deben tener en cuenta para ofrecer sus servicios a personas con dislexia

14 marzo, 2019 at 08:05

La dislexia es una dificultad en el aprendizaje que afecta al 15 % de la población mundial según el National Center of Learning Disabilities. Las bibliotecas no deben olvidar a estas personas y cumplir con uno de sus objetivos principales: el acceso a la información, por lo que la lectura es de vital necesidad para reducir los riesgos de exclusión social. Es por ello por lo que la IFLA ha elaborado una guía para proporcionar una serie de recomendaciones cuya finalidad es otorgar servicios bibliotecarios de calidad a las personas con dislexia.

Biblioteca el 15 por ciento de la población sufre dislexia

La «Guía de servicios bibliotecarios para personas con dislexia – Revisada y ampliada» define a la dislexia como «un trastorno de base neurológica que interfiere en la adquisición y el procesamiento del lenguaje; por lo tanto se caracteriza por problemas en la lectura, ortografía, escritura, habla y/o escucha, lo que inhabilita para aprender a leer o escribir correctamente, sin importar la inteligencia o el esfuerzo».

La propia guía facilita una serie de características comunes del lector con dislexia, aunque este grupo de personas no puede ser considerado como un grupo homogéneo. Entre las características destacan que (1) leen despacio, (2) tienen que leer dos o tres veces ciertas palabras y pasajes, (3) tienen cierta tendencia a perderse en la página y, por tanto, tienen que buscar la frase que estaban leyendo, y (4) ponen mucho esfuerzo en leer palabra a palabra y, por lo tanto, no captan el sentido del texto.

Otros obstáculos distintos a la lectura que experimentan las personas que sufren dislexia y, por lo tanto, pueden tener efecto en el uso de la biblioteca son:

  • Dificultad en poner los pensamientos en palabras y formular preguntas claras (por escrito o hablado).
  • Dificultad en encontrar palabras.
  • Dificultad en ejecutar dos tareas simultáneamente (como escuchar y tomar notas al mismo tiempo).
  • Dificultad para trabajar bajo presión de plazos temporales.
  • Escritura a mano mediocre.
  • Problemas para consultar información ordenada alfabéticamente.
  • Problemas para orientarse en edificios.

Las bibliotecas como centros de acceso a la información y aprendizaje, deben tener muy en cuenta a los usuarios que sufren este problema. Para ello deben crear mecanismos para sortear las dificultades derivadas de este trastorno. Ahora bien, ¿cómo debería actuar la biblioteca para ayudar a las personas con dislexia? La siguiente infografía muestra una serie de prácticas o pautas que deben llevar a cabo los servicios bibliotecarios cuando existen personas con dislexia.

Guía inspiración para servicios de biblioteca a personas con dislexia

No solo se debe disponer de una colección variada en cuanto a temática, sino que también en cuanto a soportes con herramientas adecuadas para ellos:

  • Audiolibros.
  • Libros hablados Daisy.
  • Libros de ficción y no ficción.
  • Materiales de varias dificultades.
  • Centrarse en el entretenimiento: películas, música, juegos.
  • Recursos digitales.
  • Libros electrónicos (ebooks) y sus lectores (eReader).
  • Herramientas de lectura para personas con dislexia. Por ejemplo: software reproductor DAISY, reproductores DAISY, apps DAISY.
  • Reglas aumentativas / magnificadoras.

Partiendo de todos estos recursos adaptados, la persona disléxica ya podría usar la biblioteca como cualquier otra persona. Sin embargo, esto es solo el principio. Habría que prestar especial atención al espacios y presentación, al personal de la biblioteca y colaboradores, y al marketing.

  1. Espacio y presentación. Se debe concebir intentando facilitar el uso de la biblioteca y de los recursos a estas personas. Para ello se podrán tomar las siguientes medidas:
    • Presentación de materiales y herramientas informáticas en una ubicación central cerca del mostrador de información con videos instructivos. Localizar los ordenadores cerca de los audioslibros y otros materiales para una fácil lectura e instalar programas de lectura y escritura en todos los ordenadores de la biblioteca.
    • Colocar signos claros y pictogramas en lugares significativos de la biblioteca.
    • Situar en las estanterías y en los materiales signos, pictogramas y etiquetas de fácil lectura.
  2. Personal de la biblioteca y colaboradores:
    • Concienciar a todos los trabajadores de la biblioteca, desde su director (que es quien toma las decisiones estratégicas) hasta el guardia de seguridad (que es la primera persona que vemos al entrar en las instalaciones).
    • Se debe capacitar al personal que va a especializarse en atender a las personas con dislexia. Estos van a ser su contacto principal, pero hay que asegurarse que el resto del personal pueda ofrecer una orientación básica.
    • Posibilidad de crear la figura del bibliotecario personal, ya que este facilita la visita a la biblioteca y ayuda a crear sensación de seguridad, algo muy importante para cualquier persona.
    • Compartir conocimientos y trabajar juntos. Dentro y fuera de la biblioteca.
    • Involucrar a los usuarios con dislexia en el servicio bibliotecario.
    • Es necesario un enfoque integrado que abarque todo el servicio de biblioteca y que se extienda a lo largo de varios años.
    • Proporcionar suficientes recursos para materiales, personal, campañas de marketing, etc.
  3. Marketing:
    • Folleto de bienvenida fácil de leer e informativo, disponible tanto en formato impreso como en formato digital, y distribuido dentro y fuera de la biblioteca.
    • Página web y catálogo bibliográfico accesibles.
    • Organizar un café o encuentro cada cierto tiempo, con soporte tecnológico y la oportunidad de conocer al personal bibliotecario con conocimiento especializado en dislexia. Esta clase de eventos permitirá a las personas poder conocer y hablar con personas con retos similares.
    • Escribir artículos en periódicos locales sobre el servicio bibliotecario que se presta.
    • Organizar cursos de formación y actividades con mucha variedad de temas como clubes de lectura, periódicos digitales, libro de fácil lectura del mes, ayuda con el trabajo, etc.
    • Usar recursos social media como Facebook, podcast, YouTube, etc.
    • Organizar eventos fuera de la biblioteca y conocer a las personas con dislexia en su propio ámbito.

Imagen superior cortesía de Shutterstock