La lectura no debe pasar de puntillas por la vida de la población infantil y juvenil. No solo basta con enseñar a leer, sino que hay que enseñar a disfrutar de los libros. Bien es cierto que el tiempo vuela y no siempre se cuenta con el tiempo suficiente para acompañarles en la lectura, pero todo el esfuerzo que se haga ahora será en su beneficio presente y futuro.
Hace un tiempo compartimos una serie de consejos para fomentar la lectura de los peques de la casa, pero hoy nos gustaría ir un paso más allá gracias al proyecto «Crece leyendo conmigo». Un proyecto que el Centro Nacional de Innovación e Investigación Educativa, a través de Leer.es, encargó a la Fundación Germán Sánchez Ruipérez para dotar a la ciudadanía en general, y a las familias y personal docente en particular, de recursos y técnicas de fomento a la lectura.
Las hemerotecas garantizan el derecho a la información y a la igualdad de oportunidades. Si no existieran las hemerotecas, en la sociedad actual, la memoria histórica, en parte, quedaría huérfana y carente de ser conservada y preservada. Las hemerotecas aportan información fidedigna y manifiesta y, en definitiva, cumplen una función primordial en el mundo globalizado en el que vivimos.
Etimológicamente, el concepto de hemeroteca deriva de los términos griegoshemeré (día) y theke (caja, depósito).Estos términos hacenreferencia al local donde se guardan, de forma organizada, colecciones de publicaciones seriadas y otros documentos impresos sujetos a cierta periodicidad. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define hemeroteca como: «Biblioteca donde principalmente se guardan y sirven diarios y otras publicaciones periódicas». Martínez de Sousa, en su diccionario de Bibliología añade la definición de: «Depósito o sección de una biblioteca donde se conservan y sirven al público las publicaciones periódicas de una biblioteca». El término de hemeroteca fue propuesto por Henri Martin, conservador de la Biblioteca del Arsenal de París, en el Congreso Internacional de Bibliotecas celebrado en París en 1900.
Desde el siglo XX hasta la actualidad, los documentos audiovisuales (las películas, los programas de radio y televisión y las grabaciones de audio y vídeo) se han convertido en elementos imprescindibles para conocer la historia. Forman parte de nuestra identidad cultural y gracias a ellos podemos analizar la sociedad y la cultura popular de cada época. Además, gracias a los documentos audiovisuales se eliminaron las barreras que impedían la comunicación; su llegada significó una metamorfosis de la sociedad y de la forma de relacionarnos.