12 claves del Manifiesto de Bibliotecas Escolares IFLA-UNESCO 2025 para una biblioteca más viva e inclusiva
Las bibliotecas escolares son espacios esenciales para acompañar el desarrollo personal, académico y social del alumnado. En un contexto educativo cada vez más cambiante, marcado por los retos digitales, las desigualdades y la necesidad de formar una ciudadanía crítica, la biblioteca se reafirma como un lugar que favorece la igualdad, despierta la creatividad y anima al pensamiento libre. Hoy más que nunca, su papel dentro de la escuela necesita ser valorado, reforzado y compartido por toda la comunidad educativa.

La IFLA y la UNESCO han actualizado en 2025 su manifiesto para las bibliotecas escolares, donde plantean con claridad cuál debe ser su papel en el sistema educativo. Este documento no solo establece principios generales, sino que también ofrece una guía útil y aplicable para fortalecer estos espacios dentro de los centros. A lo largo del texto, se dibuja una biblioteca presente en el día a día de la escuela, abierta a todos, con un compromiso real hacia el aprendizaje, la lectura y la participación.
Más allá de los libros, el manifiesto defiende una biblioteca viva, gestionada por profesionales preparados, que promueve el aprendizaje activo, el placer de leer y el acceso en igualdad de condiciones a la información. Conocer sus propuestas es una oportunidad para crear entornos educativos donde cada niño y niña pueda crecer con libertad y acompañamiento.
Bibliotecas escolares pensadas para el alumnado y abiertas a toda la comunidad
El manifiesto presenta el programa de biblioteca escolar como una parte importante del proceso educativo. Su propósito es asegurar que todo el alumnado, sin importar su edad, género, origen, situación económica o cualquier otra condición, tenga acceso en igualdad de condiciones a recursos, espacios y experiencias que les ayuden a desarrollar sus habilidades lectoras, participar activamente en la sociedad y manejar la información en distintos formatos.
También insiste en la necesidad de ofrecer acceso a quienes no pueden utilizar los servicios bibliotecarios habituales. La biblioteca escolar debe ser un lugar seguro, donde se respete el deseo de aprender y se cuide la privacidad. Al mismo tiempo, debe despertar el gusto por la lectura con propuestas variadas como leer en voz alta, compartir lecturas o elegir libremente libros durante todo el año, tanto dentro como fuera del aula.
Además, la biblioteca debe estar disponible durante el horario escolar y, si es posible, más allá de él. En sus espacios (físicos y digitales) deben ocurrir experiencias que animen a explorar, descubrir y aprender de forma autónoma. Para que esto sea posible, es importante que el personal bibliotecario trabaje junto al profesorado en la creación de actividades que respondan a las necesidades reales del alumnado y que refuercen su capacidad para pensar por sí mismos, comprender otras realidades y participar activamente en su entorno.
El valor del personal y del apoyo que necesitan para llegar a todo el alumnado
El manifiesto pone en primer plano a la persona que está al frente de la biblioteca escolar: alguien con formación específica, motivación y una clara vocación educativa. Su trabajo no se limita a gestionar libros o recursos, sino que participa activamente en la vida del centro. Colabora con el profesorado, aporta ideas en la planificación de actividades, asesora en el uso de tecnologías y propone experiencias que combinan distintas formas de aprender, tanto en papel como en digital.
Para que estos programas funcionen bien y lleguen a todo el alumnado, el manifiesto insiste en que las administraciones, tanto locales como regionales y nacionales, deben implicarse con políticas claras y recursos adecuados. Esto supone asegurar una financiación estable que permita contar con personal formado, materiales actualizados, espacios bien acondicionados y herramientas tecnológicas que acompañen los procesos de aprendizaje, lectura y creación.
Además, se destaca que las bibliotecas escolares no deben trabajar aisladas. Formar parte de redes más amplias (junto a bibliotecas públicas, de educación superior y otros espacios de información) enriquece sus servicios, les permite compartir recursos y refuerza su presencia tanto dentro de la escuela como en la comunidad. Esta conexión con otros espacios de información y cultura fortalece su capacidad para acompañar al alumnado en su desarrollo y aprendizaje continuo.
Reconocer, evaluar y sostener el papel de la biblioteca escolar
Para que todo esto funcione de verdad, es importante que la biblioteca esté integrada en la organización del centro educativo. Esto significa reconocer su papel dentro del proyecto del colegio, darle visibilidad en la web y en los documentos oficiales, y asegurar que las decisiones educativas tengan en cuenta su aportación. También implica contar con normas claras sobre el acceso libre a la información, el desarrollo de las colecciones y la forma en la que se organiza y gestiona el espacio, siempre siguiendo criterios profesionales.
El manifiesto insiste también en la importancia de revisar y mejorar constantemente el trabajo que se hace desde la biblioteca. Evaluar no es solo medir resultados, sino reflexionar sobre lo que se está haciendo, compartirlo con la comunidad educativa y tomar decisiones que ayuden a avanzar. Esta forma de trabajar permite adaptarse a nuevas necesidades, corregir errores a tiempo y reforzar el valor que la biblioteca aporta al aprendizaje y a la vida del centro.
Por último, se recuerda que todo alumno y alumna tiene derecho a disfrutar de una biblioteca escolar que le acompañe en su educación. Así lo recoge el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 de la ONU, centrado en una educación inclusiva y de calidad. El manifiesto invita a las administraciones a convertir sus principios en planes reales, y a los centros escolares a asumirlo como una herramienta útil para formar lectores críticos, curiosos y comprometidos con su entorno.
12 ideas para comprender el Manifiesto de Bibliotecas Escolares IFLA-UNESCO 2025
A continuación, presentamos 12 ideas que resumen el espíritu del Manifiesto de Bibliotecas Escolares IFLA-UNESCO 2025. Una guía clara y cercana sobre cómo debe ser hoy una biblioteca escolar: viva, abierta, comprometida con su comunidad educativa y capaz de responder a los retos actuales. Estos puntos permiten entender de forma rápida y práctica los principales mensajes del documento, y pueden servir como referencia para reflexionar, planificar o compartir su contenido.
- Las bibliotecas escolares son parte esencial del aprendizaje. Están al servicio de toda la comunidad educativa y contribuyen al desarrollo académico, personal, social y cultural del alumnado desde la infancia hasta la adolescencia.
- Su misión es garantizar el acceso equitativo a recursos y experiencias. Ofrecen un entorno inclusivo y accesible, donde todo el alumnado, sin importar su situación, pueda aprender, leer, investigar y crear en igualdad de condiciones.
- Están gestionadas por profesionales con formación y compromiso. El personal bibliotecario escolar diseña y coordina actividades educativas, colabora con docentes y guía al alumnado en el uso ético y crítico de la información.
- Promueven la lectura como hábito y disfrute. Fomentan el gusto por leer durante todo el año y en todas las edades, con propuestas como la lectura compartida, en voz alta o libre, dentro y fuera del aula.
- Ofrecen servicios durante todo el horario escolar y más allá. Deben estar abiertas y disponibles de forma continua, tanto en espacios físicos como virtuales, apoyando el aprendizaje autónomo y la participación activa del alumnado.
- Son espacios seguros y de confianza. La biblioteca escolar protege la privacidad, respeta la diversidad y garantiza un entorno donde cada estudiante pueda buscar y explorar con libertad.
- Forman parte de redes más amplias de bibliotecas y conocimiento. Se conectan con bibliotecas públicas, de educación superior y otras instituciones, enriqueciendo sus servicios y reforzando sus vínculos con la comunidad.
- Necesitan apoyo institucional y financiación estable. Los gobiernos y administraciones deben asegurar políticas claras y recursos suficientes para su personal, sus colecciones, su tecnología y su mantenimiento.
- Se gestionan con criterios profesionales y evaluación continua. Deben contar con objetivos definidos, normas claras y procesos de seguimiento que permitan adaptarse, mejorar y mostrar su aportación al centro educativo.
- Defienden el acceso libre a la información. La biblioteca escolar debe ser un espacio libre de censura, donde se respeten todas las ideas y se garantice el derecho a la información sin presiones externas.
- Aportan valor a la comunidad educativa y local. Además de su papel en la escuela, pueden colaborar con familias, asociaciones y otros agentes sociales, especialmente cuando comparten espacios o servicios.
- Contribuyen al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Especialmente al ODS 4 (educación de calidad), pero también al ODS 16.10 (acceso a la información), al ODS 11.4 (patrimonio cultural) y a otros vinculados a la tecnología, la igualdad y el desarrollo comunitario.