Guía práctica para impulsar bibliotecas rurales de pequeño tamaño

13 mayo, 2025 at 13:18

La presencia de una biblioteca en municipios pequeños no es un lujo, sino una oportunidad para enriquecer la vida comunitaria y garantizar el acceso a la cultura y la información. En localidades de menos de 5.000 habitantes, la biblioteca actúa como punto de encuentro, espacio de aprendizaje y motor social. Su gestión, ajustada a recursos limitados, puede articularse a través de colaboraciones con ayuntamientos y entidades locales. Con un enfoque sostenible y realista, fundamentado en la viabilidad y la colaboración, acompaña a quienes gestionan bibliotecas rurales en la implementación de un servicio cercano, práctico y verdaderamente adaptado a su comunidad.

Biblioteca rural de pequeño tamaño

El documento «Pautas para bibliotecas rurales de pequeño tamaño» recoge el trabajo del Grupo de Trabajo para el Plan de Especial Atención al Medio Rural del Consejo de Cooperación Bibliotecaria. El informe propone disminuir el mínimo poblacional para crear una biblioteca de 5.000 a 2.000 habitantes, apoya modelos flexibles (bibliobuses y doble uso de espacios) y ofrece recomendaciones sobre financiación, redes de colaboración y digitalización. Se convierte en la base para definir los elementos esenciales de funcionamiento en zonas con baja densidad y acceso limitado a otros servicios públicos.

El informe incluye los criterios básicos de atención que toda biblioteca rural debe ofrecer, detalla el perfil y las competencias del equipo humano encargado de llevar a cabo el proyecto, explora las mejores prácticas para formar y renovar una colección atractiva y diversa, y describe los espacios, el mobiliario y las tecnologías necesarias para diseñar un entorno cómodo, accesible y adaptable. Cada bloque combina una visión práctica con recomendaciones sencillas, de manera que se puedan aplicar directamente estas pautas en las bibliotecas rurales, adaptándolas al tamaño y a las necesidades de sus comunidades.

Criterios mínimos de servicio bibliotecario en zonas rurales

El informe establece que todo servicio bibliotecario público, bajo financiación estatal o local, debe ser gratuito, no discriminatorio e igualitario. Un espacio, fijo o móvil, debe acoger a los usuarios como lugar de ocio, reunión y consulta. Es esencial contar con un calendario de apertura conocido por la comunidad y una colección disponible en diversos formatos y actualizada, capaz de cubrir necesidades de información, formación y ocio para todas las edades y colectivos. El personal permanente desempeña el papel de mediador, orientando y dinamizando el servicio según las demandas locales.

A partir de estos elementos básicos, se definen tres servicios imprescindibles en cualquier biblioteca rural de pequeño tamaño:

  1. Préstamo a domicilio y en sala: individual o colectivo, con registro unificado y autoservicio para agilizar devoluciones.
  2. Mediación informativa y acceso digital: asesoramiento en búsquedas, consulta en sala y acceso a internet y Wi-Fi.
  3. Dinamización social y cultural: actividades inclusivas (talleres, clubes de lectura, exposiciones) que conviertan la biblioteca en motor comunitario.

El personal en bibliotecas rurales de pequeño tamaño

El personal actúa como intermediario entre la biblioteca y la comunidad, asumiendo múltiples roles en espacios reducidos sin sacrificar la calidad del servicio. Dado que a menudo opera un solo profesional, es fundamental que la biblioteca forme parte de una red que complemente recursos y ofrezca respaldo institucional.

  1. Requisitos y habilidades: Se exige titulación en Biblioteconomía o formación relacionada; en su defecto, formación continua para adquirir competencias específicas.
  2. Reconocimiento y valoración: El bibliotecario debe contar con posición y condiciones laborales equiparables a otros roles especializados en la administración, reconociendo su relevancia social.
  3. Titulación y supervisión: Preferible técnico de nivel A2. En el caso de que no tenga titulación, figura de auxiliar con supervisión constante por la red bibliotecaria.
  4. Responsabilidades específicas: Desde la gestión de la colección (selección, catalogación, circulación, conservación, expurgo y evaluación) hasta el análisis de necesidades de los usuarios, promoción de fondos y uso de herramientas tecnológicas de la red.
  5. Supervisión y apoyo: Colaboración con bibliotecas similares y servicios centrales; voluntarios y becarios bajo supervisión, sin asumir funciones esenciales.
  6. Formación continua: Plan anual respaldado por la administración y la red, centrado en nuevas tecnologías, alfabetización informacional y metodologías participativas.

¿Cómo deben ser las colecciones en bibliotecas rurales pequeñas?

La colección bibliográfica, junto al personal y el espacio, es uno de los tres elementos clave para el buen funcionamiento de la biblioteca. Independientemente del formato, su gestión profesional facilita la información, promueve la lectura y acorta brechas sociales. Las pautas destacan:

  • Universalidad y pluralidad: atender todos los intereses sin discriminación, incluyendo soportes diversos y materiales accesibles.
  • Creación y mantenimiento: iniciar con una base fundacional adecuada y aplicar un desarrollo equilibrado de adquisiciones y expurgos para un crecimiento estable.
  • Ratios adaptados al tamaño: 3,5 docs/hab. (<1.500 hab.), 3,3 docs/hab. (1.500 — 3.000 hab.) y 2,7 docs/hab. (3.000 — 5.000 hab.), con un mínimo de 2.500 títulos.
  • Selección profesional: el bibliotecario define adquisiciones y bajas según criterios de calidad, uso y estado, sin injerencias externas.
  • Expurgo constante: al menos un 10 % anual de bajas, destinando obras retiradas a donaciones o reciclaje.
  • Colecciones especiales: conservación permanente de fondos locales, patrimoniales o temáticos, ampliables según necesidad.
  • Red de apoyo: integrarse en redes supramunicipales para préstamo interbibliotecario y respaldo técnico

Equipamientos y espacios a tener en cuenta

El apartado de equipamientos y espacios pone al usuario rural en el centro, reconociendo la dimensión social y comunitaria de la biblioteca. Estas recomendaciones garantizan un entorno flexible, accesible y tecnológicamente preparado para atender diversas actividades y públicos.

  • Contexto rural y experiencia social: La biblioteca actúa como espacio de cohesión intergeneracional, aprovechando la historia y el conocimiento mutuo de la comunidad.
  • Ubicación: Situada de forma céntrica y accesible (preferiblemente en planta baja o con ascensor), con acceso directo desde la calle, estacionamiento próximo y sin compartir espacio que obstaculice sus funciones.
  • Espacios de servicio:
    • Consulta general: Área con estanterías de libre acceso y mesas de lectura.
    • Infantil y familiar: Mobiliario adaptado, cajones / bucs y rincones de narración.
    • Trabajo colaborativo: Mesas modulares y sillas ligeras para talleres y reuniones.
    • Exposiciones temporales: Paneles y vitrinas modulables.
    • Exterior integrado: Patio o espacio ajardinado para actividades al aire libre.
  • Mobiliario versátil: Estanterías y mesas con ruedas, módulos plegables y pop-up para adaptar el entorno según la actividad.
  • Instalaciones básicas: Iluminación adecuada, climatización, pavimento resistente y fácil de limpiar, cableado eléctrico y de datos conforme a normativa.
  • Dotación tecnológica:
    • Conexión de doble línea con Wi‑Fi interior y exterior.
    • Ordenadores públicos: tres puestos por cada 1.000 habitantes y uno para gestión.
    • Periféricos: impresora, escáner, kioscos de autoservicio y lectores de códigos de barras.
    • Integración con programa de gestión de la red, catálogo compartido y carné único.
    • Bibliobuses: Ordenadores portátiles, climatización adaptable, conectividad eléctrica y de datos, y mantenimiento mecánico e interior.
  • Superficie recomendada: Mínimo de 100 m² (o 50 m² + 0,05 m² por habitante) para colecciones, actividades y circulación.
  • Señalética y accesibilidad: Rótulos exteriores con «Biblioteca», pictogramas, señalización táctil, itinerarios sin barreras y contrastes cromáticos.
  • Horarios: Adaptados a ritmos locales y estacionales; mínimo de 20 horas semanales (< 3.000 hab.) y 24 horas (3.000 — 5.000 hab.), reservando 20–30 % de tiempo para tareas internas.
  • Mantenimiento y seguridad: Plan anual de revisión y limpieza, control de plagas, conservación de espacios comunes y sistemas de seguridad (extintores, salidas de emergencia, RCP).

Las bibliotecas rurales no solo facilitan el acceso a la información y la cultura, sino que también fortalecen el tejido social, ofreciendo un punto de encuentro y aprendizaje continuo. En zonas donde otras infraestructuras pueden escasear o dispersarse, la biblioteca actúa como referente de cohesión comunitaria y desarrollo personal. Al responder a necesidades locales con sensibilidad y creatividad, estos espacios impulsan la innovación, fomentan la inclusión y contribuyen a la sostenibilidad social y económica del entorno rural. Estas pautas ofrecen un marco claro y práctico para implementar con éxito servicios bibliotecarios de calidad en pequeñas comunidades rurales, asegurando su viabilidad y adaptabilidad.